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MARTES A DOMINGO 10:00 A 17:00 HRS.
TACUBA 12, CDMX, 06010.
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Tacuba

La gran ciudad de México- Tenochtitlán, Diego Rivera, 1945, Palacio Nacional.

El Museo del Perfume está ubicado en una antigua casona de estilo afrancesado construida en los primeros años del siglo XX, ocupando el número 12 de la calle de Tacuba en la Ciudad de México.

Calles de Donceles y Tacuba hacia el Oriente, 1951, Compañía Mexicana de Aerofoto

Los primeros registros del terreno en el cual se encuentra ubicado el MUPE datan de 1527, ya que formaba parte del solar de más de 8 mil metros cuadrados que recibió Hernán Martín, uno de los capitanes más destacados de Hernán Cortés, en pago por sus servicios. Localizado en la calzada de Tlacopan, una de las avenidas más importantes de Tenochtitlán que conectaba la ciudad con el asentamiento del mismo nombre, el predio pasó posteriormente a manos de Hernán Martín Serrano, hijo del primer propietario, quedando en manos de la familia por casi un siglo. Dicho solar abarcaba desde el actual Eje Central hasta la calle Allende y de la calle Donceles a Tacuba.

Hospital de San Andrés, fachada ca.1924

Años más tarde, en 1626, se fundó en estos terrenos el Colegio Seminario de Nuestra Señora de Santa Ana, administrado por la Compañía de Jesús. Su objetivo fue hospedar, ayudar moralmente y otorgar educación media y superior a los novicios jesuitas. Posteriormente, en 1672, Andrés de Carbajal y Tapia, hijo de conquistadores, donó a la institución cinco haciendas con un valor de 120 mil pesos, con lo que obtuvo el patronato correspondiente, y el colegio, en su honor, cambió de nombre por el de San Andrés.

En 1700, se construyó una casa de ejercicios espirituales aledaña al colegio, misma que se nombró Ara Coeli; en 1770, la Junta Superior de Aplicaciones acordó que el edificio del colegio, la casa de ejercicios y todo el predio fueran acondicionados como hospital general. Sin embargo, la falta de recursos hizo imposible que se alcanzara dicho objetivo.

Aun así, entre 1779 y 1780, una terrible epidemia de viruela azotó la capital novohispana. Don Alonso Núñez de Haro y Peralta, arzobispo de México, organizó el colegio para atender a tres centenares de personas afectadas por la enfermedad y en 1786 se fusionaron el Hospital del Amor de Dios con el de San Andrés, nombrándose al conjunto “Hospital General de San Andrés”. A raíz de ello, comercios como boticas, ópticas y perfumerías fueron poblando la calle de Tacuba, enriqueciendo así la experiencia olfativa de la misma.

El nosocomio representó los avances de la medicina mexicana del siglo XIX, no sólo porque en él colaboraron los mejores médicos de la época, sino porque en su sala de operaciones se efectuó la primera anestesia clorofórmica en el país. En 1800, con la muerte del arzobispo y al no contar con los recursos económicos suficientes para su manutención, comenzó el deterioro del hospital, situación agravada por la guerra de Independencia y el incremento de personas heridas y/o enfermas. Ante ello, en 1850 el Estado dejó el hospital en manos de las Hermanas de la Caridad, hasta 1874, año en que fueron expulsadas del país por el presidente Sebastián Lerdo de Tejada.

Vista de la calle de Tacuba hacia 1924. La Gran Sastrería Civil y Militar. Colección Archivo Casasola

Con las leyes de Reforma el predio procedió a ser fragmentado, abriéndose paso a la calle de Xicoténcatl, construyéndose el edificio de la Secretaría de Comunicaciones (ahora MUNAL), el Palacio Postal y las casonas ubicadas en los números 12 y 15, propiedad ambas de Manuel Romero Rubio, suegro de Porfirio Díaz. A su muerte en 1943, dichas casas fueron heredadas a sus hijas Sofía y María Luisa, respectivamente. Posteriormente, en 1984 la propiedad fue vendida a una inmobiliaria. Sin embargo, durante los años que la casa estuvo en manos de la familia Romero Rubio, esta tuvo diferentes inquilinos, la mayoría de los cuales le dieron al recinto un uso principalmente comercial: fue la fábrica y tienda de uniformes militares y banderas “La Principal”, estudio de fotografía, consultorio dental y consultorio médico del Dr. Eduardo Liceaga, quien formó parte de la comisión que construyó el Hospital General de la Ciudad de México.

A principios de la década del 2000 el inmueble fue adquirido por un fideicomiso que inició con las labores de recuperación y restauración de la casona para finalmente, otorgarla como sede del Museo del Perfume, siguiendo así con la tradición de la calle, consagrada a las boticas y perfumerías.